Más allá del calendario religioso, me gusta pensar esta fecha que nos hace conmemorar la muerte y resurrección de Jesús, como un disparador para pensarnos en nuestra propia posibilidad de muerte y nuevo nacimiento…
Nacemos, a la vida física, con la única certeza de sabernos seres mortales y tomamos esa muerte como punto final en una línea de tiempo a la que, en muchas ocasiones, no le damos la cantidad de oportunidades de expansión que, en realidad, tiene.
Todo el tiempo tenemos a nuestra disposición el desafío de animarnos a marcar, en esa línea de tiempo, diferentes puntos de muerte para volver a nacer… cada final marca un principio y, viceversa, cada inicio trae la semilla del cierre de ese ciclo, en un continuo devenir de renovados puntos finales y nuevos párrafos por escribir…
Me gusta pensar que esta fecha nos invita a dejar morir lo que ya no nos sirve mantener, lo que nos ata a emociones que nos dañan, aquello que nos estanca en lugares de miedo o procrastinación.. esos lugares que nos restan energía, nos hacen revolver el pasado.. nos juegan en contra..
Dejar morir no es hacerse el/la distraid@… es tomar plena consciencia de la necesidad de dejar atrás aquello que se transformó en un lastre para nuestro bienestar, crecimiento o desarrollo… es asumir la responsabilidad de cerrar etapas que, abiertas, solo dañan… es enfrentarse con lo que no puede ser cambiado y por lo tanto, solo queda aceptar que es hora de soltar toda idea de intervención… es abandonar posturas necias, miradas obcecadas para comprender que es, solo aquí y ahora, donde podemos intervenir para nacer a aquello que queremos ser…
Solo soltando lo que debe morir, podemos crear el espacio necesario para permitir que nazca aquello que queremos dejar entrar a nuestras vidas…
Solo desde la carencia de lo que buscamos podemos generar el especio para que eso tenga lugar…
Solo desde el vacío del cuenco es posible empezar a llenarlo con algo nuevo, algo diferente de lo que tenía antes..
Hoy celebro la maravillosa posibilidad de volver a nacer cada vez que nos animemos a morir a lo que ya no queremos ser, hacer, pensar o sentir, para -por fin- permitirnos asumir el desafío de crear los vínculos que deseamos, trabajar en los proyectos que nos representan, hacer de nuestras vidas auténticos jardines en los cuales seamos capaces de cultivar aquello que queremos cosechar…
Hoy celebro la vida y las infinitas oportunidades de resurrección que nos propone, solo si somos capaces de dejarnos morir…
Felices Pascuas 💟

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