Much@s de quienes lean este post, no habrán vivido nunca la experiencia de “patear tribunales” recorriendo juzgado por juzgado, para conocer el estado en el cual se encontraba cada expediente y anotarlo en una ficha que, luego, al llegar al estudio, se pasaba al expediente paralelo que armábamos para trabajar..
Eran tiempos en los cuales llegábamos al juzgado en cuestión y, muchas veces, nos encontrábamos con la frase “no está en letra”, lo cual equivalía a emperezar a desplegar preguntas para saber si estaba a despacho, en vista, en préstamo, en Cámara, mal encasillado o si se había perdido…
Si, amig@s.. hubo una época en el que no había computadoras en los juzgados y todo era una interminable averiguación a través de notas, libros y papeles..
Eran los tiempos en los que, efectivamente, se dejaba nota en un cuaderno guardado en Secretaría y se sacaban fotocopias… eran tiempos de copias para traslado, para pedir certificación y retirar originales..
Eran épocas de papel…
Paulatinamente, el sistema se fue informatizando.. apareció, primero, la computadora que nos decía dónde estaba el expediente cuando no aparecía en letra.. y, pandemia mediante, logramos una informatización tal que, ya no vamos a los juzgados de manera habitual…
Dejamos de usar tanto papel.. el cargo, el pedido de sellado para cédulas Ley y oficios, las corridas literales de las dos primeras, se transformaron en anécdota…
Sin embargo, tampoco todo es color de rosas…
Las mismas falencias de antes se mantienen detrás de otras formas..
Cada vez que “se cae el sistema” o “se cuelga la página del Poder Judicial”, sentimos -ahora frente a la compu- la misma impotencia que nos invadía cuando nos íbamos de mesa de entradas sin poder ver el expediente…
Está claro que hemos avanzado.. la tramitación de los procesos se ha agilizado y simplificado en el modo de trabajar… sin embargo, seguimos pres@s de un sistema que no da las respuestas que la ciudadanía necesita y seguimos siendo nosotr@s -abogados y abogadas- quienes ponemos la cara para explicar lo inexplicable… seguimos siendo los fusibles de un modo de impartir Justicia que debe ser revisado…
Cada vez que hablamos de cambio de paradigma, referimos a buscar resortes que nos permitan encontrar soluciones sin entrar en el aparato judicial; sin embargo, sabemos que, siempre, habrá un porcentaje de causas que requieran de judicialización…
De modo tal que, no hay modo de lograr un real cambio de mirada si no exigimos, al mismo tiempo, que desde el Estado se lleven adelante las acciones necesarias para que, de una vez por todas, dejemos de tener los mismos problemas, con otros nombres…
Cambiar el paradigma es también asumir el compromiso de salirnos de la queja para exigir que el Poder Judicial esté a la altura de las necesidades de la sociedad y deje de ser esa fuente inagotable de hastío para quienes ejercemos la abogacía…
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