Ser mujer

Ser mujer es nacer con la intuición, que luego deviene en certeza, de sentir que hay un otro “superior” en el género opuesto..

Ser mujer es aprender, desde chica que, no basta con serlo sino qué hay que parecerlo, que si sos buena y obediente te van a querer y si sos amable, educada y sumisa, te van a elegir…

Ser mujer es deambular entre el talle que nos toca y el que nos quieren vender, entre la belleza que condena a la idiotez, la fealdad que recibe insultos y la inteligencia que debe ser puesta a prueba a diario..

Ser mujer es luchar contra el peso, las arrugas, la celulitis en batallas perdidas aún, antes de ser iniciadas..

Ser mujer es asumir el multitasking como forma de vida, el cansancio permanente como estado natural, la eterna contradicción entre ser madre o no serlo, trabajar y ser madre o dejarlo todo por la maternidad…

Ser mujer es cargar con el estigma de loca, trola, sola, tonta, gorda… es escuchar que “algo habrá hecho”, que “con alguien se habrá acostado”, que “por algo estará sola”… es escuchar un runrún interminable, incluso cuando caminamos por la calle ..

Ser mujer es entender que la primera forma de violencia laboral arranca antes de salir de casa, porque no hay igualdad sin cuidados compartidos…

Ser mujer es pelear contra un techo de cristal que aprisiona pero que, muchos, se empeñan en no ver..

Ser mujer es no darse por vencida, tener el coraje para querer cambiar un paradigma que nos estancap, nos subestima, nos deja en manos de explicaciones que no necesitamos y nos priva de un desarrollo personal que no puede costarnos tan caro..

Ser mujer es sentir como hierve la sangre con cada acto de violencia, de abuso, de acoso, de discriminación hacia otra que podría ser una misma…

Ser mujer es saber que la violencia de género mata aún dejando con vida, porque todas, alguna o varias veces, sufrimos algún tipo de violencia, lo sentimos en las entrañas y, probablemente, no pudimos reaccionar a tiempo…

Ser mujer es tener la convicción de saber que no nos vamos a quedar con los brazos cruzados, que un puño el alto no es sinónimo de guerra sino un desesperado gesto en busca de visibilización de lo obvio, de lo que urge cambiar, de lo que no se soporta más, de aquello que ya no tiene excusas…

Ser mujer es, también, sabernos un colectivo sin banderías, que solo desde un lugar se entendimiento en el disenso y respeto en la diversidad, va a poder conseguir -con la participación de la sociedad toda- reemplazar este sistema patriarcal que nos limita, a unas y otros en nuestras potencialidades y en las posibilidades de desarrollo personal, por uno en qué que la igualdad de, finalmente, por tierra todo intento de dominación de un género hacia el otro.

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